"La libertad de cátedra es para los catedráticos, evidentemente" (María Carolina Martínez Fuertes, concejala de Vox en Alhama de Murcia).

No cabe duda de que esta Carolina simplifica conceptos adulterándolos con falsas perogrulladas. Ignora, obviamente, la definición de libertad de cátedra. Normalmente, cuando se intenta manifestarse sobre concepto alguno, y no se tiene ni repajolera idea, lo lógico es acudir a un diccionario; y para mayor seguridad, al de la Real Academia Española. En el caso que nos ocupa, el Diccionario Jurídico de la RAE, define así a la libertad de cátedra: "Derecho fundamental de los profesores y una de las manifestaciones de la libertad de enseñanza, así como concreción específica de la libertad de expresión, que supone la posibilidad que tienen los docentes de exponer la materia que deben impartir con arreglo a sus propias convicciones, siempre con cumplimiento de los principios establecidos".

Es, pues, un derecho que asiste a todo profesor sea de primaria, secundaria o universidad, tenga o no posesión de cátedra alguna. Durante la dictadura franquista, la libertad de cátedra estaba muy limitada. Era un requisito previo a la toma de posesión del docente, como todo funcionario público, el juramento a los Principios Fundamentales del Movimiento y demás Leyes Fundamentales del Reino.

Y hago este paréntesis como quiera que el partido político al que pertenece esta concejala ha demostrado empatía con aquel régimen. Ni los catedráticos podían ejercer la llamada libertad de cátedra. Así, muchos fueron apartados de la docencia.

Mucho me temo que si ese partido político llegase a gobernar este país, visto lo visto con su propuesta del veto parental, desaparecerá la libertad de cátedra. Asumirían aquella famosa circular del ministro monárquico Manuel Orovio en 1875. Se sintetizaba en tres principios: "1.- Afirmación de la confesionalidad del Estado y, consecuentemente, exclusión de la tolerancia, y la libertad de cátedra; 2.- Afirmación del principio monárquico con exclusión de toda otra concepción política, que pacíficamente pudiera ser defendida; 3. - Identificación del orden religioso con el orden político, en contra de todo proceso de secularización de la sociedad: junto con el principio religioso ha marchado siempre España con el principio monárquico, y a los dos debemos las más gloriosas páginas de nuestra Historia". ¿No les suena esta "cantinela patriotera" a Vox, hoy en día? La "España siempre"? una unidad de destino en lo universal.

Más que una frase en boca de una política, por lo demás cretina, lo que en realidad se trasluce es la idea de cargarse la libertad de cátedra, la libertad de una enseñanza pública, laica, tolerante, solidaria, de pupilaje no excluyente, educado, pues, en los auténticos valores democráticos.

Más le valdría a esta María Carolina Martínez Fuertes comprarse un sayo con un lagarto pintado, para que cuando ella baile las palabras, el lagarto mueva el rabo.