Me muevo en color pero siento en blanco y negro (entre doña Francisquita e internet), bajo una aureola de nostalgia, movida por viejos recuerdos que mi frágil memoria me va mostrando cuando me siento hueco e indeciso. Vivo en una constante melancolía que me reafirma en mi idea de que, cualquier tiempo pasado fue mejor. No necesito "salvadores de la Patria" que intentan marcar mi camino a base de promesas, siempre coronadas por milongas que no nos llevan a ninguna parte. Noto en falta la coherencia y la sensatez que necesitan aquellos que intentan "pilotar" mi país, para salir de esta encrucijada, sin necesidad de ofender a mi propia inteligencia, por sentirme un perfecto gilipollas, pidiendo imposibles que no dependen únicamente de mí, sino de "viejos fantasmas" que intentan su enriquecimiento personal a costa de los demás y solo tienen una máxima: "que el pasado es un sueño, el futuro un espejismo y el presente una nube que pasa de vez en cuando y te da, en un instante, una nueva oportunidad de poder cambiar el rumbo". Alguien dijo: "Nuestra cabeza es redonda para permitir a nuestros pensamientos cambiar de dirección". Nadie está en posesión de la verdad y, porque solemos equivocarnos, debemos aprender de las opiniones ajenas. No se puede vivir eternamente del propio "ego" . No sé si habrá posibilidad de que mis manifestaciones arrastren acólitos, pero estoy seguro de la exposición de un famoso refrán: "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar? pon las tuyas a remojar". Porque estamos acostumbrados a las borrascas que nos acechan en muchos momentos del año, pero cuando las mueven esas turbulencias marcadas por la ambición de poder, ya cambia el cuento. Debemos abandonar el eterno cuento y ese cambio debe producirse cuanto antes, porqué de seguir en esta disyuntiva, la tranquilidad será el bien de unos pocos, en detrimento de una mayoría silenciosa que contagiada de mi melancolía lo pasarán muy mal los próximos años. De verdad, que deseo equivocarme. Amén.