Lo veían a veces absorto, decían que en sabios pensamientos de ciencia, quizás de la relatividad de la vida, o de la posibilidad de otra estratosfera, quizás su mente, a veces en blanco, sentía así la verdadera esencia de su vida, libre de la inevitable influencia externa sobre un cuerpo y su mente. ¿Era egoísta? Quizás, pues no necesitaba más, no necesitaba pensar para sentir, solo sentir sin pensar, no dejaba a su mente vagar, sino que la atrapaba para no pensar. ¿Era de admirar? No lo sé, solo sé que un día, sin pensar en nada más, sentí que quería ser como él.