El coincidente arraigo de desgana y de que cada cual haga lo que le dé la gana aúpa a grados de indignación a todos los usuarios que se les ocurra hacer un viaje "planetario", bien desde Madrid a Vigo por tren o desde Vigo a Baiona o a la inversa por el transporte ATSA.

El tren tarda once horas y para hasta donde hay kiosko de castañas, pues eso parece cuando comienza a castañear tus dientes por cada parada en estaciones semivacías y con la calefacción a ralentí dentro del vagón que te haya tocado a la hora de recoger el billete. Solo al principio adquieres calor cuando en la estación corres a coger el número de vagón que te toca y que suele ser siempre el primero de la fila y que por causas de la física quántica, digo yo, cuando el tren arranca se convierte en el último de la fila y recorrido.

En mi último viaje, el tren se paró a las 7 de la mañana en Monforte de Lemos, no entendiendo bien que para ir a Vigo pase por tal estación y allí tras media hora parado, por causas no explicadas, hicieron bajar a todos los viajeros para que subieran en autobús hasta Vigo, lo que hizo que tal viaje al final se convirtiera en doce horas. Y en el momento de firmar la reclamación el factor de la estación advirtió que si se tenía derecho a devolución del billete, solo sería del 20 por ciento. Conclusión, sin AVE, sin tren y sin vergüenza.

La misma confusión con el ATSA de Vigo a Baiona o a la inversa. En principio, si llueve y debes esperar a que llegue el autobús no favorece en nada ponerse bajo marquesina -en caso de que la haya-, pues el aguacero se filtra por la cubierta y debes guardarte de la fina o gruesa lluvia bajo paraguas, pasamontañas, chichonera o birrete. Los horarios en días laborables cada media hora o cada hora; sábados, muy pocos y además cada dos horas, y domingos o festivos otro tanto igual.

Luego, si eres joven y te toca el bus que pasa por Camos, puede empezar a interesarte hacer la carrera de ingeniero de caminos o por contra la de arquitecto, ya que el autobús se ve obligado a maniobras dificultosas al estilo de baile yenka para evitar rozarse con angostos pasos entre viejos inmuebles. Tanto, si pasa por esta parroquia o va por el camino de la vía por Panxón, el viaje se traduce en hora y media cuando no más, dependiendo del tránsito rodado por Vigo y comarca.

Lo mejor de todo esto es que los conductores de ATSA son profesionales y educados. Asimismo, es que a veces se oyen comentarios jocosos entre los viajeros. En estos días se oyó a dos mujeres exclamar: "Qué miedo, han ganado los comunistas? ¿qué va ser de España?" o de un joven acompañado, que proclamaba en alto, "en Madrid son todos unos palurdos, no conocen la ciudad y donde van llegan siempre tarde". Cuando bajas del bus, sientes que te quejas de vicio pues por fin has llegado a casa.