Les invito a que hagan una puntual reflexión que a continuación expongo. La gastronomía en la sociedad es mucho más importante de lo que se tiene en cuenta actualmente. Debo recordar que las más importantes negociaciones de la historia se han hecho en una comida, así como las celebraciones de unir diferencias para un proyecto común. Estoy absolutamente convencido de que si nuestros políticos hubieran negociado alrededor de una comida a estas alturas ya habríamos consensuado gobiernos y ministerios. El gran error, bajo mi punto de vista, es que ninguno de los implicados ha resuelto comer juntos con la disposición de llegar a acuerdos sólidos.

Pongamos como ejemplo la comida, y prolongada sobremesa, de dos líderes gallegos: Fraga y Beiras. La sociedad lo notó en su posterior convivencia política. Históricamente nos podemos remontar a las culturas romanas o griegas. Posteriormente en la edad media y tiempos contemporáneos se han evitado incluso guerras, por lo tanto evitado muertes y miserias prescindiendo de invasiones agresivas o desacuerdos sin remedio.

Un estómago agradecido trasciende a un comportamiento menos intransigente, e incluso lo convierte en tolerante.

En España, además, tenemos a nuestro favor una variopinta y extensa gama de posibilidades. Desde el marisco y pescado gallego, a la paella valenciana, pasando por el cordero castellano, el chuletón vasco, jamón de jabugo y las gambas de Andalucía. Podríamos continuar con una lista casi interminable de posibilidades. Sumada a una variedad de vinos incomparable.

El general De Gaulle dijo que Francia era un país difícil de gobernar porque en su país había más de doscientas clases de quesos. Cada una de su región de origen. En nuestro favor, cada especialización gastronómica es de un lugar y región diferente, por lo que si complementamos conoceremos los placeres de todo el país y en consecuencia sus culturas.

Cuando veamos a nuestros líderes compartiendo mantel tendremos el primer indicio de buena voluntad en llegar a acuerdos. No hay imágenes en la actualidad que indiquen esta tendencia. Como mucho toman un café, té o cola para acompañar negociaciones. Esta forma, señores, ha quedado demostrado que no nos lleva a ninguna parte.

Tomen nota, votados políticos, de lo que les digo, es de una efectividad inmediata. Nos llevaríamos muchas más sorpresas positivas de las que imaginan.

Recuerden cuando medimos una amistad. Si hemos compartido plato somos amigos, en caso de que no, conocidos.

En resumen, pongamos en práctica algo que histórica y sociológicamente está demostrado. Compartiendo mantel tendremos sólidos gobiernos y armonía democrática. Es tan sencillo.