Pensó el pensador en triunfar, el que aceptó lo pensado solo le ayudó a triunfar, su simple lema de vida: dadme cobijo social y haré mía vuestra opinión. El hombre actual vive al límite de sus posibilidades físicas y mentales caminando habitualmente por el mismo sendero por el que camina la sociedad. Cobra valor y mete temor el refrán de que el que parte reparte y se lleva la mejor parte, estando a la orden del día el pensante, atento servidor que levanta máxima jubilación con mínimo esfuerzo sirviéndose de ti.

Pero no nos equivoquemos, este hombre es pensante, raro ejemplar protegido que también debe ser vigilado, tanto te ayuda en la vida como en un momento te la manda al extranjero.

No luches contra él, su capacidad intelectual solo es superada por su exquisita locución verbal que te convencerá de que todo se perdió en el camino a la cima en una complicada operación financiera que te pudo catapultar. Te dará tiempo a ver en su mano un pasaje en primera a las Islas Caimán. ¿Qué irá a buscar a tan lejano lugar? Bueno, la vida es así, cuando unos van, el pensante vuelve.