2017. Octubre. De Portugal a Ferrol se puede saltar de fuego en fuego. Los expertos dicen que la recuperación del bosque será cosa de décadas. 2019. Septiembre. El horizonte del monte aparece poblado. Parecen todos árboles jóvenes de la misma generación. Un probable baby boom. Forman una red tupida y desértica. Curiosamente se trata de eucaliptos. Eucaliptos creciendo por todas partes. Una marea de eucaliptos. Allí donde los entendidos afirman que no habrá nada, crecen eucaliptos. Y es entendible porque el eucalipto tira mucho. Que te vas fuera de Galicia y a los dos días ya tienes morriña de eucalipto. Ese bosque monótono y totalmente seco. Que gozada. Esos camiones cuesta abajo repletos de troncos medio quemados. Que arte. Galicia Calidade. Esos eucaliptos medio ardiendo cada cierto tiempo. Souvenir para cruceristas avezados. Si buscas carballos centenarios, te has equivocado de lugar. A no ser que te vayas de safari a Silleda, Lalín o a Ribeira Sacra. Paraísos lejanos. Que los turistas ya no vienen por el verde bucólico y los percebes. Vienen por el morbo de ver eucaliptos de aquí para allá. Que alegría. No es lo mismo que seguirlo por la tele. Donde va a parar. Año de eucaliptos, año de bienes. No es país para carballos.