En su primera declaración institucional tras la toma de posesión en el cargo, la nueva Defensora del Pueblo, señora Fernández Galiño, ha dicho claramente que su gran prioridad durante el mandato va a ser la lucha contra la violencia de género.

La violencia contra la mujer constituye sin duda una lacra y una vergüenza nacional que -junto con los desahucios, las personas sin hogar, la prostitución, etc.- debe ser encuadrada en un contexto mucho más amplio que se llama exclusión social. Pero no, la nueva Defensora ha enfatizado que su gran prioridad es específicamente la violencia de género.

Lo cual, sin dejar de ser una discriminación para otros muchos afectados, nos está indicando tal vez que tenemos una Defensora del Pueblo coja. Una visión parcial de la realidad.

Esa es mi gran duda en este momento y una vez más habrá que seguir acudiendo a las oficinas de Madrid con nuestras denuncias. Una lástima.