Llama mi atención que los medios afines -que son casi todos- omitan las afrentas que don Pedro endilga al jefe del Estado haciéndole esperar en cada una de las reales reuniones. Y si alguno se refiere a ello es solo para intentar minimizar los hechos a meras anécdotas, comparándolas con la viciada costumbre patria. Sin embargo, para un servidor, y partiendo de la base de que nos hallamos ante un partido cuya principal estrategia consiste en los gestos, estos reales desplantes no son más que guiños a toda esa patulea republicana que lo aupó a La Moncloa. Y tal vez don Pedro piense que si Torra puede darle esquinazo al rey, cuando este visita Cataluña, a él nadie le va aganar a republicano.

¿Será eso con lo que pretende conquistar a su socio preferente? ¿Y si en vez de una vicepresidencia ahora, trabajamos la jefatura del Estado para luego?