Los movimientos políticos vienen y van, son como la moda. Los votantes son unos invitados caprichosos, eso es lo que piensan los partidos, viendo el panorama español. No saben a quién dar su voto y ante las urnas hacen el ridículo o se comportan como unos locos.

Pero esto no lo pueden decir en voz alta, pues al votante se ve como un santo y cuelga como un Dios sobre el panorama político. Y tampoco importan las cabezas vacías que puedan enviar a la Moncloa para representarlos, pues siempre tienen razón.

Pedro Sánchez quería llegar al cielo con su PSOE, pero se encuentra atrapado en el barro por aquella moción de censura a Rajoy. Respeta y serás respetado es la norma en la política, pero Sánchez, por la prisa, se olvidó de esta norma. Parecía que tenía un programa preparado para gobernar España y el mundo, pero no pueden administrar su propia organización y eso que tienen 11 mujeres como ministras.

Sánchez es un líder con muchas ideas en su cabeza, donde puede tener muchos beneficios en tiempos de elecciones, pero muy pocas salen de sus manos y esto causa muchos problemas al tratar de construir esas ideas.

Este verano tan cálido que tenemos tampoco es capaz de dilatar esa mayoría que necesita. España se derrite, pero la política sigue congelada.