Dedicándome al turismo y a la promoción turística desde hace años, me sorprendo cuando veo que existe necedad al afrontar problemas reales. En tema de turismo, existen agentes imprescindibles. Quiero entender que una agencia de viajes, un hotel, un guía, un promotor de actividades, una empresa de autobuses, un concejal de turismo, un patronato provincial de turismo, etc., trabajamos para obtener un turismo de calidad, que es generador de grandes beneficios.

El año pasado tuve un problema con un cliente. Decide escoger, y por recomendación mía, una estancia en el Hostal Santa Baia, en Ribadumia (Pontevedra). Le comento al cliente la excelencia de ese destino: un lugar donde buscan su descanso personajes importantes de la política, un lugar donde tomarse un buen vino en completo relax y las excelencias del establecimiento hotelero que le escojo con una carballeira y un parque infantil. Cuánto me equivoqué, al lado (5 metros) de su habitación tenía un remolque de una orquesta. Además me comentó que a la entrada del hostal tenía un generador de corriente de grandes dimensiones, y ruidoso. Y para colmo, entre la música y el desmontaje del escenario eran las 5 de la mañana cuando pudieron descansar.

Por supuesto, ante la mínima queja del cliente, me puse en contacto con el establecimiento hotelero. Obtuve todas explicaciones necesarias que confirmaban la queja del cliente y me trasmitió la impotencia ante la negativa del ayuntamiento a darle respuesta a los escritos presentados por el hostal.

Este año ya fue el cliente el que me demandó el mismo hostal. Me sorprendí y al hablar con el hostal, tras un año, encuentro que el problema no se ha solucionado. Desesperados los del hostal me envían fotos de los escritos presentados los años anteriores y me sorprendo. Me sorprendo porque no es un campo de fiesta, es una calle. Me sorprendo porque en las inmediaciones hay espacios amplísimos donde colocar orquestas. Cuando alguien rema mal, el resto de remeros lo pasan mal.