En su día, cuando Fe(era) nosa, una veintena de aldeas de la parroquia de Encrobas, en Cerceda, fueron expropiadas y sus moradores desalojados, para poder extraer el lignito que se había descubierto en sus entrañas. Pasado el tiempo, el mencionado combustible se agotó y allí quedó una enorme fosa que se fue llenando de agua hasta convertirse en un hermoso lago.

Se rumoreó que las instalaciones, una vez controlada la calidad de sus aguas, serían entregadas al Ayuntamiento para disfrute público. Pero han pasado casi 20 años y el recinto sigue cerrado a cal y canto, sin posibilidad, no solo de no poder disfrutar del mismo, sino que ni siquiera se puede visitar. No es posible acercarse, porque está vallado. Y de lejos no se puede ver, por mor de la gran cantidad de vegetación o maleza que lo oculta. A menudo se encuentra uno con familias enteras que merodean desorientadas buscando cómo llegar a ese lugar del que sus ancestros fueron expulsados hace casi medio siglo.

Por cierto, lo que antes era Fenosa, ahora se llama Naturgy.