Un hombre fue condenado por la Audiencia de Alicante a 22 años de prisión por el asesinato de la hija de su vecina, a quien asestó hasta 68 puñaladas, por el ruido que hacía su madre, según la sentencia.

El suceso ocurrió el 28 de marzo de 2018 a la salida del ascensor de la finca donde el procesado, de 42 años, y la madre de la víctima residían, en la calle Dr. Jiménez Díaz, en la capital alicantina. Ese día, la víctima acudió al domicilio de su madre, de 92 años, para recogerla y celebrar su cumpleaños.

El fallo considera probado que, en ese momento, el procesado, "de una manera sorpresiva que dificultaba a la víctima poder defenderse de una forma mínimamente eficaz, cogió del cuello" a la mujer y, "con la intención de acabar con su vida, la tiró al suelo, asestándole con una navaja de unos 10 centímetros que portaba un total de 68 puñaladas" por todo el cuerpo.

Según la sentencia, "con dicha acción, el acusado aumentó de forma deliberada e inhumana el dolor de la víctima, que quedó todavía viva y tirada en el suelo en un gran charco de sangre", falleciendo en el hospital horas después.

El condenado "está diagnosticado de trastorno por abuso de sustancias de larga evolución y trastorno de personalidad clúster B, habiendo sufrido en algún momento descompensaciones de tipo psicótico inducido por el consumo de drogas".

No obstante, también establece que "en el momento de los hechos no presentaba alteraciones mentales que pudiesen afectar a las bases de la imputabilidad (inteligencia y voluntad)".

Así, en función de los hechos acreditados en el veredicto del jurado, la sentencia descarta la aplicación de eximente por enfermedad mental, en contra de la petición de la defensa.

El fallo condena al padre del acusado como autor de un delito de amenazas, al considerar probado que, después del apuñalamiento, bajó al zaguán del domicilio y le espetó a la madre de la víctima las siguientes palabras: "Teníamos que haberlo hecho antes, estamos hartos de vosotros, lo tenías que pagar y lo pagarás" y "esto no queda así".