Kilómetros de esperanza a Estrasburgo corroboran la realidad, solo gratitud por la espera y aliento para continuar. Justifican así el plantón a los incondicionales acostumbrados ya a las espantadas, amagando con lidiar pero quedándose la faena en capear desde la barrera cuando la justicia pide explicaciones, las mismas que pide a quién, con más orgullo, espera en prisión su decisión.

Su tan proclamada libertad para un pueblo catalán oprimido y dominado, ¿no merece más excusa para no asistir a la cita que la supuesta presencia policial camuflada para cumplir una orden judicial?

Actos de apoyo como éste desmantelarán la farsa desde dentro pues los fans se cansan de no escuchar canciones en directo y se acabarán cansando del cante y del cantante.