Escribo esta carta en respuesta a la de Pedro Regojo publicada en esta sección, con el título "No matarás". Solo me referiré al caso de Noa Porthoven, no a las creencias de cada uno, la joven de 17 años que murió y volvió a reabrir el tema de la eutanasia, cuando la historia comienza mucho antes. Expone que a los 11 años sufrió abusos y a los 14 la violaron dos hombres, agresión que ocultó a sus padres por no ser valiente. Sigue relatando que cayó en la anorexia, y con 17 años intentó entrar en una clínica de muerte digna pero no pudo por ser menor de edad. Dejó de comer y sus padres la llevaron a un hospital, la salvaron y de vuelta en casa decía que tenía unos dolores terribles y que quería morirse. Al final murió, y acaba reprochando tal hecho y dando como única solución luchar. Lo más correcto es informarse bien de lo que se va a hablar y evitar hacer juicios. Sufrió abusos a los 11 y 12 años en una fiesta infantil. Después la violaron con 14 años dos hombres. Era una niña, tenía miedo y no sabía qué hacer, decir que "no dijo nada por no ser valiente", es inadmisible, ¿y sus padres, no vieron que algo pasaba?, y, ¿cómo se produjeron abusos en una fiesta infantil, dos veces? La historia la relata ella en un libro, "Ganar o aprender", que ya antes de morir se convirtió en un alegato para establecer un protocolo para casos como el suyo. Tuvo estrés postraumático, depresión y anorexia, no solo anorexia, que ya es grave. Esto es parte del libro: "Tenía 11 años cuando todo empezó todo". Su vida fue un entrar y salir de hospitales. Estuvo meses en una celda de aislamiento con la ropa rasgada para que no pudiera romper la prenda en tiras y usarlas en su contra. "No tenía intimidad, estaba siendo observada a través de las cámaras. Cuando un día me acosté debajo de las mantas me dijeron a través del interlocutor que no estaba permitido". Narra también cómo su médico le dijo: "Tienes que permanecer en el hospital por un tiempo, con goteo y sonda para alimentarte, si te niegas irás a un lugar donde pueden atarte a la cama". Hace meses hizo una lista de cosas que quería hacer: ir en moto, hacer un tatuaje, comer chocolate... Cuenta cómo luchó y peleó hasta quedar agotada. Ella quería vivir y esto demuestra que luchó hasta el final como una campeona. Lo que no tuvo fue la ayuda que necesitaba, la destrozaron aún más. Le deseo la paz y el bienestar que no dejaron que tuviera. ¡Un beso preciosa!