De las muchas y frecuentes desdichas a las que nos tiene acostumbrado el Ejecutivo autonómico, la celebración durante estos días en Santiago de Compostela del famoso festival musical de "O Son do Camiño" es sin ningún género de duda una de las más llamativas. No tanto por la magnitud del despilfarro económico que nos supone a todos los gallegos una cifra cercana a los 3 millones de euros anuales, que no está nada mal, como por el hecho de todo aquello que evidencia, que no es nada menos que poner de manifiesto que Santiago no tiene que rogar nada.

Vaya por delante que el festival es realmente fantástico y que todos los artistas invitados, así como los promotores de los conciertos, hacen un trabajo genial y que realmente el único "pero" que se le puede achacar atiende al hecho de que sea un evento íntegramente financiado con dinero público, el de todos los gallegos, para ser más exactos.

Pues esa es nuestra Galicia contemporánea, ese maravilloso lugar donde uno tanto puede ver cómo se llega a levantar de la nada en Vigo, con la ilusión de cuatro amigos y 18 años de duro trabajo el mayor festival de cultura urbana del sur de europa, generando afluencias de público inigualables en la región para cualquier evento deportivo, y obtener de la Xunta únicamente una triste cantidad simbólica para la promoción del evento, y al mismo tiempo de otra parte observar cómo sorprendentemente, de la noche a la mañana, el señor Feijóo te pone a un Lenny Kravitz en Compostela, sin que nadie siquiera lo sugiera, por iniciativa propia.

Evidentemente que "O Son do Camiño" es únicamente una más de las tantas y tantas diferencias de trato a las que la Xunta viene acostumbrando al sur de Galicia, muchas de ellas llevadas a cabo de manera más sibilina si cabe, pero representa y caricaturiza de una manera tan ejemplificadora el "modus operandi" del señor Feijóo que es un ejemplo estupendo para que esta ciudad y el resto de la región tomen conciencia de lo que está sucediendo, las competencias autonómicas no pueden ser utilizadas para cubrir los caprichos de unos pocos a costa de otros muchos.

Quizá en Santiago se sentirá durante esta noche la música en directo como nunca, pero eu aquí soamente podo sentir vergoña.