Leopoldo López ha estado más de cinco años sin libertad. Cinco años de tortura física y psíquica. Ni siquiera el arresto domiciliario es consuelo para sobrellevar la injusticia atroz a la que está sometido por la voluntad criminal del dictador Nicolás Maduro. Pese a todo, soplan vientos esperanzadores en Venezuela para los presos políticos y la ciudadanía atormentada. El malogrado golpe de primeros de mes ha servido para que López, en la embajada española tengo un poco más de libertad. La democracia, no obstante, aún tardará pues el régimen maneja resortes de poder, pero su final se acerca y con él el triunfo de Leopoldo, Guaidó y la justicia.