Frente a países que tienen como lema el "Let's do it" o el "Yes, we can", otros como el nuestro parecen regirse por el"no se puede". En los últimos días me ha tocado lidiar con varios funcionarios que encarnaban a la perfección este motto: desde el administrativo de universidad que echa balones fuera desentendiéndose de atribuciones que le competen hasta la directora de centro de salud que relega el bienestar del paciente al último puesto de su lista de prioridades, pasando por el responsable municipal de empleo que, más que encargado del centro de emprendimiento, parece un director general de trabas burocráticas e impedimentos administrativos. Creo que a funcionarios de tamaña efectividad convendría recompensarlos con unas vacaciones en alguna administración extranjera, de preferencia anglosajona o germánica, para que aprendiesen por qué británicos y estadounidenses denominan"public servants" a sus funcionarios y se familiarizasen con el deber de servicio ("Dienstpficht") que profesan orgullosos sus homólogos alemanes, los "Beamte".