La gran actriz francesa Juliette Binoche acaba de publicar una carta titulada "Para Europa" en la que realiza una profunda reflexión acerca de nuestra sociedad y sus tendencias deshumanizadoras. Pone el dedo en la llaga cuando denuncia que "nos hemos dejado embarcar en el placer del tener y del saber desatendiendo toda conciencia espiritual y humana". Critica que nos rijamos únicamente por criterios científicos, técnicos y económicos, dejando así a nuestro mundo vacío de sentido, y señala que si queremos recuperarlo hemos de realizar "un vuelco interior", "espiritual". Tenemos -dice- que modificar nuestra actual escala de visión para que vuelva a tener una dimensión humana, prestando más atención a lo que nos queda más cerca y colaborando con el prójimo que tenemos delante. Llama a rebelarse contra una globalización promovida desde las altas esferas que está arrasando el planeta, destruyendo especies biológicas y los lazos sociales que nos arropaban. La musa de Kieslowski hace un llamamiento en particular a Europa, coincidiendo con la celebración del día del continente y ante la proximidad de las elecciones europeas, para que se conciencie y rectifique un rumbo que nos conduce a una vida cada vez más consumista, tecnológica y acelerada; y que se reivindique un modo de vida más pausado, más cercano, más natural y más humano.