Como subraya Francisco, en pleno siglo XXI, hay una parte de la humanidad que vive en opulencia mientras otra ve su propia dignidad pisoteada. Hay niños. por nacer a quienes se les niega el derecho a venir al mundo. Hay muchos que no tienen acceso a los medios indispensables para una vida digna.

Ante estos graves fenómenos, todos somos cuestionados y estamos llamados a contribuir con coraje y determinación a respetar los derechos fundamentales de cada persona, especialmente de las "invisibles", de aquellas que viven en los márgenes o son directamente descartadas. El Papa pide a quienes tienen responsabilidades institucionales que coloquen los derechos humanos en el centro de todas las políticas, incluidas las de cooperación para el desarrollo, incluso cuando esto signifique ir contra la corriente dominante.