Leo en Faro de Vigo del miércoles 10 de abril que el Concello de Gondomar oferta nueve programas formativos para capacitar a vecinos de la localidad como monitores de tiempo libre infantil y juvenil, técnicos de compras y aprovisionamiento, gestores de instalaciones deportivas, gestores de almacenes, organizadores de eventos y especialistas en protocolo, técnicos en aplicación de sistemas informáticos en bares, retocadores fotográficos, asistentes de personas enfermas y guías de viajeros en autobús. En un primer momento, la iniciativa me parece muy loable, hasta que continúo leyendo y veo que las plazas en estos cursos están destinadas únicamente a mujeres. Hace unas semanas, el Concello de Baiona organizó otra formación sobre redes sociales y dispositivos móviles con el mismo sesgo de género. Si bien es absolutamente de justicia que las mujeres tengan iguales derechos y oportunidades que cualquier varón, la implícita discriminación por motivos de género de estas formaciones atenta contra los principios básicos de lo que supuestamente pretenden fomentar.

Además, resulta difícil justificar la exclusión de hombres de estos cursos, pues en nuestro país las mujeres distan de estar infrarrepresentadas en el alumnado -más del 55% de los estudiantes universitarios son mujeres- y, para más inri, los cursos organizados en Gondomar son en línea (con lo cual podría ampliarse la oferta al género masculino con un coste añadido marginal). Parece que los regidores a derecha e izquierda del espectro político (en Gondomar gobierna el PSOE, y la Alcaldía en Baiona está en manos del PP) se apuntan sin miramientos a las modas políticas; a lo que hay que hacer sin cuestionar, porque si no se queda mal. Pediría a los alcaldes y concejales responsables de estas iniciativas que piensen antes de actuar, pues con estas iniciativas sexistas corren el riesgo de alienar a parte de la población masculina. Permítanme una comparación, ampliando miras y cambiando horizontes: la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana en los Estados Unidos no hubiese prosperado de haberse hecho a costa de los derechos del resto de la ciudadanía. La discriminación positiva puede ser necesaria en casos concretos, pero se ha demostrado que en general su efectividad es limitada, y puede dar lugar a situaciones profundamente injustas:¿se imaginan que por haber sido privada la mujer durante siglos del derecho a votar se prohíba ahora a los hombres hacerlo para compensar aquella injusticia? Maduremos?