Estamos en los inicios del proceso de los juicios más mediáticos a la "cúpula catalana"y por lo mismo a su autonomía.

En su momento el Parlament Catalán, no obedeciendo órdenes del Gobierno de la nación, imprimieron papeletas de voto haciéndose con las urnas a tal efecto.

El día de la votación no permitieron el acceso a las fuerzas del orden público a fin de retirarlas. Haciendo caso omiso, no solo no las entregaban, sino que trataron de llevar a efecto la acción correspondiente. Los enfrentamientos se hicieron mediante cargas de las fuerzas de seguridad desplazadas para impedir dicha votación. Hubo algún que otro herido, pero dispositivos de Mossos d'Escuadra en su mayoría no acataron las consignas que se les dieron.

También coches celulares, sí o sí, fueron parcialmente destrozados. Después vendría la proclamación de la "República Catalana", por las bravas, ignorando el artículo 155 de la Constitución proclamada por el gobierno del momento.

El presidente "Puchi" acto seguido se esfumó evitando su detención y procesamiento.

Vistas así las cosas, no se pararon a pensar ni por un momento lo que estaban haciendo; un lío sin precedentes. Un juego de adultos en el que se echan a la calle y, que todavía a día de hoy siguen en sus trece.

Habrá muchos secesionistas en Cataluña, pero nunca los suficientes y deseados para armar esta trifulca, que por supuesto, enrocan la posibilidad de dialogar y permitirse el lujo de liderar una manzana podrida, que sin ir muy lejos tenemos a sus comisionistas del 3%,los Puyol y Artur Mas.

No es el momento de Durruti y otros. La recalcitrante inversión de poderes nacionalistas, aparte de ser un desastre, son una aventura de dimensiones distantes del mundo en el que vivimos. Es la social democracia la que nos ampara, debiendo optarse sin dilación por estas formaciones que son las que más posibilidades tienen para gobernar mejor.

Concluyendo, el problema catalán se resolverá con las elecciones que se avecinan, donde la venidera democracia no debe permitir experimentos nacionalistas, que no tienen cabida a corto y medio plazo.

El fortalecimiento de las autonomías pasa por la unidad y no la fragmentación. No se están juzgando unas ideas políticas, se están juzgando unos actos delictivos. No hay espacio para este tipo de actuaciones; no es un proceso político, es un proceso por desafiar a un Estado de Derecho, logrado con un gran esfuerzo que no es otro que la proclamación de la Constitución.

Repito como han dicho otros, no hay presos políticos, hay políticos presos por su actuación, ni más ni menos.

"Si eres demócrata no te dejes arrastrar por los que no lo son"