Ha llamado mi atención el mapa sobre la tasa de desempleo por regiones publicado en este periódico el pasado 30 de enero. En él se veía una España seccionada en dos mitades: la norte -de Madrid para arriba- con cifras de paro inferiores a la media del país y la sur, donde todas las comunidades autónomas la superaban. Supongo que las razones de esta marcada diferencia estarán sobradamente estudiadas, pero para alguien poco docto en economía regional sorprende que las autonomías meridionales, ricas en sol, cultura, patrimonio o agricultura (con el consiguiente potencial de generación de empleo) vayan a la zaga de homólogas norteñas que quizás tengan menos a su favor.