Para salvar al Celta del pozo solo hay una solución. Hacer lo mismo que hizo el Alavés la temporada pasada. Contratar a un entrenador español, con fundamentos, contrastado, que conozca la Liga y el equipo. Se sabía que Mohamed no iba a encajar por muchas razones que ponen en evidencia en el aspecto deportivo a Felipe Miñambres y, por añadidura, al presidente.

Lo que era impensable es que ambos hubiesen tropezado en la misma piedra cuatro meses después, fichando a un desconocido que ya había fracasado estrepitosamente esta misma temporada en Francia. Cardoso es un auténtico paquete futbolístico porque ni sabe manejar un vestuario ni mucho menos dirigir a un equipo profesional. Y es que hay cosas que solo se aprenden con la práctica, trabajando día tras durante años y no en cualquier sitio. Si además de todo ello no has mamado el fútbol como jugador ya partes con una desventaja enorme para entender cómo debe funcionar el vestuario de un equipo de élite en una liga tan competitiva como la española. Luego el fichaje del portugués por el Celta ni tenía ni tiene pies ni cabeza.

Y todo lo que sea continuar con semejante incompetente dando palos de ciego en este equipo es seguir adquiriendo más papeletas para estar la próxima temporada en Segunda División. Porque todavía hay tiempo suficiente para, por lo menos, tratar de enderezar un rumbo que nos llevará irremisiblemente al abismo no se toman las medidas oportunas.

Y nada de experimentos, solo cabeza. Esto es lo que hizo el Alavés el curso pasado. Cuando nadie daba un duro por por ese equipo, un técnico con mayúsculas, con fundamentos, ambicioso y trabajador como Abelardo no solo lo sacó del descenso en pocas jornadas sino que ya vemos ahora mismo dónde está. A años luz del Celta. Ese tiene que ser el camino a seguir y no otro.