En su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2017), el Santo Padre aludía a una iniciativa diplomática del Vaticano sin precedentes para que las iglesias locales animen a los gobiernos a comprometerse con propuestas concretas cara a la firma de los dos pactos mundiales sobre migrantes y refugiados que se espera que adopte la ONU a finales de año, pese a la negativa de EE UU y otros países. La idea es garantizar canales seguros para los migrantes, evitando echar a estas personas en manos de las mafias, pero también promover después su integración, sin olvidar que son sujeto tanto de derechos como de deberes.