La celebración del San Martiño existe prácticamente en toda Galicia. Ourense posee documentación del siglo XIII que se refiere a os primeiros seráns do frío a carón do lume con castañas e viño novo . En la provincia de Pontevedra se puede decir que el total de las poblaciones de diferentes maneras lo hacen también, si bien tiene más arraigo y razón en zonas vitivinícolas. Una de las más históricas es la de Moaña, si bien actualmente el vino no es su principal producto. Se remonta al año 1237, fecha de finalización del templo de San Martiño, patrón de la ciudad, aunque aparece documentado por primera vez en el siglo XVII.

En la actualidad se conservan costumbres ancestrales como afuranchar contando con más de treinta furanchos ofreciendo el vino en los bajos de las centenarias casas, vino que ellos llamaban "sobrantes de la cosecha" después de llenar las pipas para todo el año, la matanza del cerdo y las castañas. Toda una fiesta de tres días.

En todos los lugares vitivinícolas del mundo se celebra una fiesta similar en donde se presenta el mosto: zumo en proceso de fermentación antes de convertirse en el vino del año. Se calcula que desde que se vendimia han de pasar cuarenta días antes de trasegarlo, limpiando posos, a otro recipiente. Este es el momento de degustar y calificar el mosto. Es decir, todo lo contrario al sobrante, evolución a vino, con un grado de acidez importante, así como cantidad de azúcares. Este mismo fin de semana en Atajate (Malaga), el pueblo de más reconocimiento por su mosto, es donde se reparten gratuitamente en la plaza del pueblo miles de litros, convirtiéndolo (el pueblo) en un lugar de concentración y fiesta en el que se multiplican los vecinos pasando de casi doscientos a miles de visitantes en el recuerdo ancestral del medio de vida principal y popular mosto. Si bien esta fiesta está reconocida desde 1985 por iniciativa de unos jóvenes, tal acontecimiento lo recuerdan los más viejos del lugar.

Fuera de nuestras fronteras cabe destacar tanto Alemania como Austria. Las fiestas se centran en lo que llaman la prueba del sturm (mosto) vino en plena fermentación, muy orgullosos de su producto donde en los pueblos vinícolas engalanan las plazas con miles de recipientes de cristal con tapón de alambre, para evitar el descorche como la antigua gaseosa, y dados los tonos desde el amarillo al negro atraviesa sus gamas cromáticas, verdes, ocres, etc. Todos con mucha intensidad, que deduzco la proporciona el azúcar natural en proceso de fermentación junto a los ácidos naturales del fruto. Es muy agradable pues no tienen apenas graduación, acompañado de una burbuja natural muy curiosa y refrescante.

Es muy fácil de beber, ahí el peligro, pues las consecuencias son desde el intestino, precisamente por los ácidos y gases que producen. Recomendación pues ante una visita en estas fechas en donde el mosto es una de sus atracciones, moderación en la cantidad, no por los alcoholes insisto que son de baja graduación, pero sí por las incomodidades del "centrifugado intestinal".

Queda pues la propuesta de la fiesta en Galicia del Mosto, implicándose además de todas las denominaciones de origen, todo el mundo que tenga que ver algo en la existencia de nuestros incomparables caldos desde el campo hasta quienes lo disfrutamos.