Vaya por delante que el diputado y líder de Podemos, Pablo Iglesias, tiene todo el derecho a reunirse con quien desee y a tratar los asuntos que considere conveniente, pero no deja de ser una extravagancia que se arrogue el protagonismo en las negociaciones para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, cuya responsabilidad corresponde al Ejecutivo.

Iglesias, ha llegado a reunirse, incluso, con Íñigo Urkullu, que no está encarcelado y que, por lo tanto, es un interlocutor válido para el Gobierno. En estas condiciones la intervención podía hacerla directamente el Gobierno. Las intervenciones de Iglesias no dejan de ser extravagantes.