Tras el acuerdo para los presupuestos con Podemos no le será sencillo a Sánchez conseguir ahora los apoyos que le faltan entre los nacionalistas catalanes y vascos, aunque con estos ya estamos viviendo en lo que está dispuesto a ceder, pero menos aún superar los escollos de Bruselas, que en un informe acaba de considerar demasiado laxo el último ejercicio de Rajoy, mucho más marcado por la austeridad. No parece factible que la Comisión vaya a hacer la vista gorda. Incluso estratégicamente, España le ofrecerá la ocasión de responder al órdago italiano demostrando que aplica el mismo rasero a todos. Será entonces cuando el Gobierno empiece a hablar en serio de presupuestos, alejándose del terreno del puro marketing electoral.