La comisión de Educación del Congreso de los Diputados ha aprobado por unanimidad proponer el restablecimiento del carácter común y obligatorio de la asignaturas de Historia de la Filosofía en 2º de Bachillerato y de Ética en 4º de ESO, sumándose así a la Filosofía de Primero de Bachillerato, que era la única de esta especialidad que mantuvo ese carácter en la Lomce del ministro Wert.

Debemos sin duda valorar muy positivamente este cambio, que por cierto constituye una de las poquísimas cosas en las que todos los partidos políticos parecen estar de acuerdo.

La filosofía emana de la propia capacidad humana de pensar, algo que nos caracteriza y nos diferencia tanto de los animales como de las máquinas.

Expresa nuestra necesidad de encontrar un sentido a lo que somos, a lo que hacemos y a lo que nos rodea, y estimula a buscar, con ayuda de la razón, respuestas a nuestras preguntas más profundas sobre el origen y destino de la existencia. El estudio de las teorías de los grandes pensadores de la historia -además de completar nuestra cultura- puede ayudarnos en la búsqueda de nuestra propia concepción del mundo; y la ética, por su parte, nos hace razonar sobre los valores y normas que guían nuestro comportamiento o que debieran hacerlo. Todo ello ha de contribuir a orientarse en un mundo tan fluido y complejo como el actual; en el que, además, las nuevas tecnologías tienden a suplir a los humanos en todas las labores mecánicas y específicas, por lo que cada vez hará más falta un punto de vista general, amplio, abierto y dispuesto a reaprender siempre de nuevo, como es el propio de la filosofía.

Felicitémonos, pues, de que los legisladores se hayan dado cuenta de ello.