Malo cuando los gobernantes hablan de indulto y grave cuando se refieren a posibles condenas por la lucha de Cataluña por su independencia. Ahí chocamos frontalmente con la impunidad. Me preocupa, y mucho, que se atente impunemente contra el Poder Judicial, la Jefatura del Estado y nuestra Carta Magna. ¿Qué estado de derecho podremos tener si minamos los cimientos de la Democracia?

Otro año más vivimos los problemas del pueblo catalán en donde se celebra el aniversario de un acto tan ilegal como ficticio, como fue el 1-O. Los secesionistas intentan jugar una partida de ajedrez en donde "las negras" (independentistas) intentan dar el jaque mate a "las blancas" (los españoles), pero con tablero trucado, con demasiadas figuras en contra que le impiden el normal avance para conseguir el triunfo. Creo que se han equivocado de juego, yo escogería el dominó, intentando dominar de una forma limpia en las urnas de verdad no en las de cartón y con un programa que beneficie a todos los ciudadanos, que dejen de ser esa banda de golpistas a los que les falta un hervor, tirando el dinero que no tienen. Con una bancarrota que pagamos todos y preocupados únicamente por la independencia, que de conseguirla firmarían su propia sentencia. La situación se complica aún más porque tenemos un presidente de Gobierno que se "vende al mejor postor", a cambio de la permanencia en su codiciada poltrona. Todo aquello que atente contra su tranquila vida en la Moncloa, poco le interesa. Si se trampea un doctorado se le achaca a una equivocación, se subsana y? Santas Pascuas. Si un ministro elude impuestos mediante una sociedad, es igual, como es culpa de los asesores, se cambian éstos y arreglado. Si una ministra tiene relación con un delincuente, se le aplica aquello de la manía persecutoria y arreglado. Y con estas premisas, se consideran un Gobierno trasparente, efectivo, trabajador y el único que puede sacar a España adelante.

Si de verdad hicieran las cosas medianamente bien, ¿qué piropos se echarían? No pueden estar equivocándose continuamente, gobernando a base de contradicciones, mintiendo cuando no saben salir airosos de una difícil situación y engañando a propios y extraños.

De seguir esta senda de tolerancia y pasividad hacia el grave problema catalán, no solo se ayuda a un inminente choque, sino que nos alejamos cada vez más de una necesaria solución. El señor Sánchez después de pasarse tiempo criticando, sigue con la política del avestruz (esconder la cabeza debajo del ala), aplaudido por aquellos que le ayudan a cambio de conseguir sus macabros objetivos.