Sin lugar a dudas, a pesar de que algunos las hayan utilizado, la memoria de los atentados terroristas de Las Ramblas y Cambrils debe reconocer que el protagonismo es de las víctimas, a las que la sociedad entera debe un obligado recuerdo y una sentida oración.

El dolor y la reflexión sobre la maldad humana y la ceguera ideológica debieron centrar estas jornadas de recuerdo de los atentados.

Ha pasado un año y dieciocho días desde que una furgoneta conducida por el nihilismo aterrador de una ideología ciega para la humanidad arremetiera contra las personas que plácidamente transitaban por Las Ramblas barcelonesas.

Un atentado terrorista perpetrado por un yihadismo que demanda de la política y de la sociedad unidad de criterios, firmeza institucional y cooperación internacional en la lucha contra la nueva barbarie.