Una vez más, crece mi indignación cuando leo las manifestaciones de aquellos que se sienten ofendidos por las "reclamaciones legales" de los funcionarios del Concello de Pontevedra y que gravemente humillan a quienes tienen que representar con la mayor transparencia y limpieza y por el contrario los tildan de privilegiados Pienso que ignoran el verdadero significado de privilegio, según la RAE,: "Gracia o prerrogativa". En el caso de ser un privilegio remuneratorio, que es el que nos ocupa, se concede a una acción meritoria. Mérito es el que tienen los funcionarios soportando ser mandados por los politiquillos "de turno" a quienes lo único que les interesa es medrar a cuenta de lo que sea y a cualquier precio, en unos parámetros en donde desgraciadamente escasea una necesaria profesionalidad, que se paliaría con gente preparada y no limitados a mandatos de cuatro años. ¿Cómo se puede ser tan sensacionalista para decir que: la Policía Local reventó el pregón de las fiestas? Señor alcalde, ¿qué intereses defiende?, ¿a usted quién le paga?, y hablando de pagar ¿no le parece suficiente privilegio cobrar 69.000 euros al año?, ¿qué le parece que algunos de sus colaboradores cobren del Concello y de la Diputación?, ¿y los innumerables viajes que realizan con el pretexto de "la cuidad modelo?, ¿modelo de qué? No me parece extraño la actitud de quienes están endiosados en sus poltronas, pero a ese escaso público que se sintió molesto con las reivindicaciones de quienes les sirven todo el año, yo les preguntaría: Cuando ustedes van a una huelga (legal, por supuesto) y yo me veo perjudicado, ¿a quién le reclamo?...

En las fiestas participan quienes son felices y no tienen problemas , como ustedes que "viven como Dios". Un servidor público ha de tener más mesura en sus manifestaciones, me refiero a sus acusaciones sobre si el Partido Popular está detrás de quienes le realizan la protesta. Hechos de tal gravedad tendrán que demostrarse y si fuera mentira usted no sería digno de seguir en su cargo. Señor Lores cuando usted le dice a la prensa que en cierto modo ya contaba con esta protesta, intuyo que el que algo teme es que algo ha hecho mal. La soberbia y la generosidad son incompatibles.