Ocurrió en estos días, queriendo promulgar, a trancas y barrancas, una nueva forma de gobernar insistiendo en que todo el mundo vuelva a votar. Se trata de hacerla para, más que nada, cansado ya el Molt Honorable, rodeado de toda la debilidad legal para que todos aquellos extraviados e ignorantes que confían en la República se constituyan plenamente. Y volverán todos llevando su voto hecho a hurtadillas en casa, laborioso y artesanalmente, según modelo establecido. Y una chusma, no mayoría, loca de alegría y desenfrenada cumplirá a rajatabla tal elección.

Y así como lámpara que alumbra con su resplandor, no viendo malicia ninguna, ni cuenta se darán de que todo es tiniebla pura. Testigos fueron y serán y aun con algunos alguaciles sabedores y consentidores de tal votación

Aunque la luz florezca entre ellos, pero amarán más a las tinieblas que a la luz, porque su votación era y será mala e ilegal. Así, hablando por su propia cuenta, su propia gloria, buscando, conocieron días de gloria.

Y así como estaban tan afanados, que añadieron un codo a su estatura democrática pensando que eran y serán libres de votar su destino. Pero no saben, desconocen que es necesario nacer de nuevo e igual que el viento que sopla de donde quiere, y oyes su sonido, más sabiendo de donde viene, desconocen a dónde va y les llevará. Así fueron y son estos demócratas catalanes del procés.

Insistiendo siguen ante el débil Sánchez. Por tanto es necesario que con más diligencia atienda a las cosas que el Govern está diciendo. Porque si su palabra, dicha en tal tono y ocasión, es firme, es pura transgresión y desobediencia y debe recibir justa retribución. Todos nosotros somos testigos suyos de estas sus palabras que más suenan a amenazas, preguntándonos, ¿quién te ha puesto por gobernante y juez Sánchez nuestro? Oyendo y viendo las señales de unos y otros, toda la gente, unánime, escucha atentamente y con esa caña que la Constitución os dio, bien cogida entre ambas manos, levantadla y descargándola sobre sus cabezas una y otra vez, hasta que la paz y el sentido común venga al redil. Así sea.