Decía la letra de una de las mejores canciones jamás escritas: "Lucha de gigantes, convierte el aire en gas natural": Los gigantes se apropian de todo aquello que desean por el mero hecho de ser eso: gigantes contra los que es difícil luchar; por su modo de trabajo, por sus ingentes recursos para doblegar las voluntades que sean necesarias, por su falta de escrúpulos, por apropiarse del trabajo de otros. Sí, por extraño que pueda parecer, estas plataformas vislumbraron el futuro de los antiguos intermediarios, y lo digitalizaron. Primero, ofreciendo libros que no habían escrito, después habitaciones de hotel que no poseían, más tarde llegaría el transporte, la sanidad y un sinfín de magníficas ofertas en ámbitos dispares; todo bajo la misma premisa: nada existe en internet si no es a través de una plataforma que se posiciona de tal manera en la red que hace casi imposible ser visible si no se abona "el pertinente impuesto revolucionario".

Parecía que todo esto era inocuo cuando se trataba de libros y hoteles, cuestiones lúdicas que no nos hacían pensar en los puestos de trabajo que estaban en juego y la extrema precarización de los que lograsen sobrevivir a este proceso de vampirización laboral.

Ahora, una nueva paradójica sentencia judicial da ventaja al gigante Cabify. Llegados a este punto alguien podría imaginar una nueva plataforma llamada Veritas Ur's en la que usted pueda elegir a un juez en base a la población, la especialidad y los likes por sus sentencias. O incluso lleguemos a ver algún día cómo un programa que atesore más conocimiento dictamine sentencias de la misma forma aséptica.