Hace unos meses me he comprado un coche nuevo. El antiguo estaba cargado de kilómetros, y como su dueño, o sea yo, también de añitos. Como hago bastantes kilómetros al año, me lo he comprado diésel, no sin antes meditarlo mucho, pues el rumor existía pero aposté, pensando que no se haría de forma inmediata, y a un plazo no inferior a diez años. Su amortización con respecto a un gasolina, sería de año y medio aproximadamente, según mis cálculos. Pero estos, como ese día que te levantas feliz, siempre hay algo o alguien que los echa por tierra, y además con mala? fe.

Tras escuchar a la actual ministra, mi coche y el de muchísimos españoles, vale a día de hoy: cero euros. Esto será otra mala inversión, por así decirlo, como lo fueron las preferentes para muchísimos españoles, la filatelia, o las eólicas, por citar algunos de los mucho timos que se permitieron en esta España, llena de más jetas, políticos a la cabeza, que en todo el siglo dieciséis, siglo de la picaresca.

El paraguas europeo en el que nos cobijamos cuando queremos, nos dice que hay que cuidar el medio ambiente. De acuerdo. Y la nueva ministra ha dicho: ¡A sus órdenes Bruselas!, retiraremos los diésel del mercado en un pis pas. Primero les subimos el impuesto, y lo igualamos a la gasolina, así dejarán de venderse dichos coches, recaudaremos más, puesto que en España el parque de vehículos diésel es amplísimo. Segundo lo haremos de forma gradual, dejaremos al colectivo del transporte exentos y así nos evitaremos protestas y huelgas en el próximo año. El ciudadano normal no protesta, paga. Divide y vencerás. Tercero, el colectivo de fabricantes y concesionarios, así como el mercado de segunda mano, se tragarán con patatas los diésel en stock, o bien les ayudaremos con subvenciones, etc, a vender coches eléctricos o híbridos. Claro, con ese panorama de coches eléctricos o híbridos carísimos, con la autonomía de que disponen los eléctricos, y con la todavía precaria infraestructura para recarga, y tiempo de la misma, a ver quien es el macho o fémina ibérico/a con los cinco sentidos bien puestos, que adquiera un coche eléctrico como único vehículo familiar. Por cierto, los diésel en España se han vendido antes como menos contaminantes y por el ahorro que representaba para muchos usuarios, que por sus recorridos nos suponía. Pero es lo de siempre, antes: no tome pescado azul y ahora: hínchese de pescado azul si hace falta, que es bueno para todo.

No, esto no puede estar sucediendo. Tengo la sensación de haber sido engañado, o de que me tratan de engañar y no por el concesionario, que solicité, lo que quise yo comprar. Del rumor no se puede pasar a la realidad en algo tan revolucionario como lo es la eliminación de este tipo de combustible. La sensación es que Europa propone, pero es España con su Gobierno a la cabeza, quien debe disponer. Será la ministra, quien tendrá que llevar a Bruselas, una proposición estudiada, meditada y consensuada por las partes involucradas, es decir: partidos políticos, fabricantes de automóviles, organizaciones empresariales del transporte, etc, en definitiva, por todo lo que rodea a la segunda industria del país, y la que más impuestos genera. Tiene que haber un recorrido para poner en marcha una maquinaria de retirada progresiva de vehículos diésel de la calle, pero no de esa forma, y a la voz de ¡Ya! La ministra con esa rotundidad, se habría cargado las acciones de cualquier empresa que cotizase en bolsa. No es posible que un coche comprado hace meses, con sus declaraciones, valga hoy cero euros. ¿Lo habré soñado?...