El alcalde es la cara de la política local, pero nos damos cuenta que la política local es la huérfana de la democracia.

Los políticos locales son desconocidos, que apenas pueden hacer frente a sus tareas, con una imagen frágil en un mandato incierto. Actualmente a través de las coaliciones, los gobiernos están formados por políticos de izquierdas, pero ¿son las personas de izquierdas mejores? Creemos que no, estos se basan en los populismos. Las ideas de sus visiones para mejorar el bienestar son muy arrogantes. En un mundo neoliberal como el actual, la izquierda clásica no tiene futuro y esto lo vemos en toda Europa.

Buscar soluciones a los problemas económicos-sociales, a la marcha de los jóvenes y al aislamiento en que se encuentran los concellos, nunca lo hemos visto en la comarca arousana. Aquí, cada uno para si y Dios para todos.

Una reunión de alcaldes para organizarse y mejorar su imagen y la de la comarca con más de 100.000 habitantes, es mucho pedir. Solamente se reúnen para salir en la foto folclórica.

Se necesita una colaboración anclada en un sistema, que no dependa de los altibajos políticos ni tampoco de los alcaldes y concejales, pues aquí es donde se encuentra el peligro, por el cambio de los gobiernos. Se necesitan alcaldes, que no solamente trabajen para el bien de sus concellos, pero que estén dispuestos a convertirse en mosqueteros de la comarca. Aunque sea para implantar más disciplina en la política local de aquellos concellos que solamente buscan sus propios éxitos y gloria, sin importarles la comarca.