Con sus altibajos e incertidumbres, la reciente historia de la democracia en España ha conocido un horizonte de estabilidad con la alternancia de los dos grandes partidos que hicieron posible la reconciliación y la Constitución de la concordia. Esta base de solidez se desliza hoy por unas arenas movedizas que amenazan deglutir el edificio construido con tanta paciencia como sensatez.