Hace unos tres días leía que el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata había situado a Puigdemont en dos reuniones con empresarios vinculados a las mordidas de Convergencia Democrática. Se trató de sendos contactos para introducir a una constructora vinculada a la trama delictiva en el sistema de contratación del Ayuntamiento de Girona cuando el ahora prófugo era alcalde. El golpismo llegó para violentar la Ley, pero también, no lo olvidemos, para tapar el saqueo de las arcas públicas en beneficio de esa red clientelar corrupta del separatismo.