En Cuba, parece que se han despejado las dudas. Se esperaba que el vicepresidente del Gobierno, Díaz Canel, sucediera a Raúl Castro. El proceso, aparentemente público, se iniciará en la Asamblea Nacional que es el órgano encargado de designar sucesor. En Cuba no hay políticos en activo que no pertenezcan al Partido Comunista, lo que hace que no exista posibilidad real de que las ideas y los grupos que militan en el arco político fuera del castrismo influyan lo más mínimo en las políticas que se arbitren de ahora en adelante. El castrismo seguirá siendo el guardián del presente más inmediato, pero no podrá mantenerse eternamente frente a las aspiraciones de libertad y justicia del pueblo cubano.