Tengo casi 35 años y llevo algo más de dos años siendo paciente de la Unidad de Reproducción Asistida del CHUVI. Tras muchas pruebas, consultas repetitivas, tres inseminaciones completas fallidas y una cuarta cancelada después de la preparación hormonal, mi marido y yo nos enfrentamos al siguiente paso: una fecundación in vitro, cuya primera cita fue concertada hace dos años en un proceso largo y muy duro.

Esta semana acudimos a dicha consulta donde nos informaron de que debido a la existencia de un solo ginecólogo para realizar las intervenciones de FIV (fecundación in vitro) y debido al cierre de la unidad en verano (puesto que no hay sustitutos para el personal especializado), ya nos llamarían para iniciar el proceso. Hace meses, tuvo lugar la ampliación de esta consulta, que si bien dio lugar a una mejor organización del servicio, conllevó a que la actividad del ginecólogo que realiza las FIV se viera reducida de 16 procedimientos semanales a 12. Esto son 20 posibles nacimientos menos al mes.

En una comunidad que es la segunda más envejecida; donde según datos del Instituto Galego de Estadística en 2016 cada gallega tuvo de media 1,13 hijos (1,11 en Pontevedra), cuando para que tenga lugar el reemplazo generacional de una población se necesitan 2,1 hijos por mujer; y donde la edad de las madres cada vez es mayor es de suponer que las políticas están más encaminadas a promover la natalidad que a ponerle trabas. Pero no piensan en esto nuestros políticos y gerentes de áreas sanitarias, que no ven rentable la asistencia adecuada a una población cada vez con más problemas de concebir.

Estoy cansada de que nuestros dirigentes se alejen cada vez más de las necesidades reales de la población y de que en temas tan serios como la sanidad, que nos afecta a todos, realicen la planificación del personal en base a términos exclusivamente económicos, y no teniendo en cuenta las necesidades reales del servicio, como tan bien indica la ley de Salud de Galicia.

Por eso, desde aquí, levanto la voz para reclamar bien claro mi derecho a ser una madre relativamente joven y que mejoren las condiciones de la asistencia en la Unidad de Reproducción Asistida.