Sobre la mesa, sobre el tapiz, un puzzle, uno más de los muchos que se pueden comprar, adquirir en cualquier tienda de entretenimiento. Éste, en concreto, me gusta, despierta mi atención; consta de un gran número de piezas diversas que deben encajar, a pesar de su apariencia tan distinta, tan incompatible, algo que se remarca en el momento de comenzar la tarea de la realización del mismo; nos decidimos por fin a dejarnos guiar por nuestra intuición, por nuestra observación de la realidad, por el análisis de la actualidad, ¿por qué no?

Por un lado nos encontramos con unas piezas denominadas Universidad (organismo público), Cifuentes, un máster como fondo, que todo parece abarcarlo, con delimitaciones tan precisas y claras que resultan fáciles de encajar (y realmente lo son), sin embargo, surgen pequeñas dudas, únicamente debido a algún coro de "hooligans", que en la propia caja del puzzle nos intentan engañar, confundir, errar para evitar su correcta colocación, pero, en este caso, estas piezas, nuestra mente, consigue retirar la venda ideológica, las colocamos en su lugar, esto es, en la corruptela de una universidad pública, tal vez, facilitado por una corruptela también en el funcionamiento de la propia institución universitaria en sí, al servicio del cargo político de turno, en este caso, una presidenta de una Comunidad Autónoma.

Por otro lado, están las piezas pertenecientes a la parte superior del puzzle, la correspondiente a un "trozo", "un espacio" que denominaremos Autonomía-Libertad de decidir, donde piezas tales como PuigdeMont, Jordi Cuixart, etc. bailan en el tablero, condenadas en principio a no conseguir sitio en el mismo, por esos mismos "hooligans" arriba mencionados, que intentan nuevamente confundirnos, expulsando dichas piezas, calificándolas de "incompatibles" con el juego "democrático", pero ete aquí que, si vamos a las normas generales del juego de los puzzles (llámase derecho internacional), si incluye dichas piezas, y similares, como compatibles con este puzzle y deben ser encajadas en el mismo porque le corresponde, porque entran dentro de las normas de todo sistema denominado Democracia.

Por otro lado, aparecen piezas denominadas Monarquía, de las calificadas en principio como incontestables, básicas e imprescindibles, pero... viendo las normas del juego, empieza a dudarse de su colocación en este tablero, en este puzzle, resultando piezas ya caducas, ya obsoletas y que en definitiva, sí, efectivamente deben ser descartadas de este juego, de esta construcción, no casando con las instrucciones propias del juego en particular, ni cualquier juego donde "la democracia" establezca su funcionamiento.

Para finalizar, las piezas de la corrupción, las cuales son las mayores en número y también en tamaño, sin duda, y que resultan, por un lado difíciles de colocar (pues todo lo destruyen), pero por otro, también las más fáciles de incrustar en cualquier apartado del tablero, pues a cualquier sección del mismo se adaptan perfectamente, llámase espacio Universidad, llámase apartado Autonomía (ahí abarcaría independencia del poder judicial, separación de poderes, etc.), e incluso en el apartado Monarquía, (sí, también existe curiosamente, a pesar de que a muchos deje perplejos).

Tras observar el tablero, examinar la disposición de las piezas-fichas, unos movimientos rápidos y queda completado el dibujo, la imagen; el puzzle luce como en el frontal de la caja se especifica, se recoge.Sin duda, es la imagen de un país el cual, evidentemente, obvio su nombre, pues cada lector de esta breve metáfora buscará el que mejor se ajuste y se adapte a su ideología. Yo, personalmente, ya le he encontrado uno, y ¿usted?