Hoy desayuno con la noticia de que el señor José Ramón García Palacios, fiscal de Protección de Menores, asume también la nueva sala de Familia y se ultiman los detalles de las nuevas dependencias de la Gota de Leche.

Ahora entiendo por qué me han llamado el viernes de Fiscalía para interesarse por una menor que se escapó de su casa en julio de 2015 e intentó suicidarse.

Dice el fiscal, en el artículo, que los expedientes siguen "vivos" y, aunque se archivan, se reabren si surge un incidente nuevo, porque protegen a los menores "hasta los 18 años" y que "el testimonio de los menores es fundamental". Pues señor mío, usted no ha escuchado a una menor de 13 años, ni la ha protegido durante estos 3 años, a pesar de tener abiertos diferentes expedientes que giran en torno a lo mismo: el maltrato al que la somete su padre, con el agravante de que la madre falleció cuando la niña tenía 6 años. Afortunadamente, una vez la escuchó la jueza Dolores Galovart y nos concedió, a sus tíos, la guarda y custodia.

Siga usted sacándole el polvo a los expedientes "vivos" para recolocarlos en sus nuevos archivadores, donde permanecerán "muertos" por mucho que las familias vayan de un juzgado a otro y le informo por escrito, porque creo que no es procedimiento que hagan ustedes una llamada telefónica, que la adolescente no está bien pero de momento vive. Poco importa el número de fiscales si no ejercen sus funciones.