Nuestro terrorismo, el bombardeo de ciudades de Oriente Próximo, se alimenta y justifica con otro terrorismo, el yihadista. Pero según se refleja en los medios y por las conversaciones que se escuchan en las calles, da la impresión de que aquí solo hay un terrorismo, el de los yihadistas Nuestro terrorismo, los bombardeos sobre las ciudades, que vemos todos los días en los telediarios, no lo contabilizamos en nuestra conciencia como actos negativos; y yo no encuentro una explicación válida para esta ceguera, ya que continuamente nos están llegando noticias de nuevos destrozos en sus ciudades, con la destrucción de casas, de muertes de gente indefensa, y de más heridos; además de ver en la TV el deambular por los caminos de Europa a toda esta riada de gente tratando de huir con lo puesto, con el terror y el hambre en sus mochilas. A pesar de ser esto tan evidente y denunciable, nosotros, que nos consideramos tan ecuánimes, no nos vemos como parte culpable de estos destrozos (inaudito y sin comentarios). Debe de ser porque no fueron nuestras manos las que fabricaron estas bombas.

El terrorismo yihadista lo ejecutan de forma individual sus seguidores. El nuestro lo hacemos colectivamente, uniendo a todos los países occidentales contra el mal, y es un terrorismo de Estado, organizado y colectivo. El de ellos lo dirige un imán, el nuestro lo planean nuestros políticos. El de ellos lo realizan con muy escasos medios, el nuestro lo ejecutamos con toda nuestra maquinaria de guerra. El de ellos lo hacen individuos marginados, el nuestro se lo encomendamos a nuestros pilotos de élite, a los que después de causar este estropicio los condecoramos con la cruz al mérito militar. El terrorismo yihadista existe, el nuestro para nosotros no existe.

La mayoría de nosotros no considera terrorismo ir a una nación con todo nuestra artillería y aparato militar y arrasar totalmente sus ciudades, rompiendo sus casas y matando y mutilando a familias enteras. Lo justificamos porque nuestro deseo prioritario es eliminar a ciertos ciudadanos malos y despiadados, y sí por un casual, en la refriega muere alguna persona normal (que es la mayoría de la población árabe), lo consideramos un daño colateral inevitable, que tiene que ser asumido por "ellos" naturalmente.

Los humanos somos muy parciales, y solo hay que fijarse como en un mismo partido de fútbol se describen las mismas faltas por las dos hinchadas. Parece que no estuvieron en el mismo juego. Unos ven blanco, donde los otros ven negro, y muchas veces los conceptos son tan enervantes y dispares que llegan a las manos. Esto es lo que nos pasa con el terrorismo, y hay que preguntarse si hemos aplicado nuestro terrorismo para combatir al de ellos, o ellos sacaron a la calle el suyo para luchar contra el nuestro. Las respuestas dependen de a quien le hagas la pregunta. El terrorismo genera más odio, y el odio deviene en más terrorismo. Así estamos reaccionando sin descanso desde hace tiempo, y si no rompemos este círculo vicioso no habrá salida.

Como los humanos somos tan parciales en nuestras apreciaciones, no creo que sobre el terrorismo, de momento, vayamos a encontrar una fórmula distinta a la ya aplicada, y como los milagros ya no existen, y los políticos no van a cambiar su forma de actuar, porque solo reflejan nuestro propio ser y sentir, es muy probable que sigamos con esta ceguera aún mucho tiempo, y si es así como parece, entonces el conflicto de momento no va a tener remedio.