No hay nada más bonito ni casi más oído en estos tiempos que la palabra respeto. Pues yo la voy a aplicar al concepto religioso. Comenzaré exponiendo que me defino como cristiana, católica, practicante y que, por supuesto, respeto a todas las personas de cualquier otra confesión religiosa, lo mismo que a las que se definen agnósticas. Todos nos merecemos un respeto. Pero parece estar de moda últimamente, incluso en ciertos programas televisivos, burlarse en concreto de los católicos, definiéndonos como beatos, que no salimos de las iglesias en lugar de hacer otras cosas; y de ponernos mil y un fallos que, por supuesto, a veces tendremos como cualquier humano. ¿Acaso no merecemos también un respeto? Yo considero que nadie somos ni más ni menos que otros y tratar de llevarnos lo mejor posible sería lo ideal para una tranquila y feliz convivencia. ¿No les parece?

Que nadie se sienta ofendido. ¡Nada más lejos de mi intención! Para todos un saludo.