Con la Ley de Transparencia y hemeroteca en mano, cualquier hijo de vecino puede saber lo que dijo que cobraría su alcalde y lo que en realidad cobra, donaciones y gastos de representación aparte. Y las cuentas empiezan a no cuadrar o a cuadrar por el lado oscuro. Es lo que tiene de cuento toda transparencia y de peligro las hemerotecas.

Entre lo que dijeron que iban a cobrar y lo que gastan en donaciones, lo que se ahorran en eso de los coches, teléfonos, tabletas, kilometraje, dietas y comida uno se hace un lío. Y eso que son transparentes. Alguno incluso puede llegar a doblar la cifra prometida en campaña.

Esa muestra de desprendimiento tan altruista, generosidad y buen corazón de hacer donaciones es siempre a su partido o formaciones políticas afines, y, quiérase o no es dinero que sale de todos los vecinos, sea cual fuese su ideario político. O, en el peor de los casos, vayan esas donaciones a instituciones lejos de los partidos políticos que tan necesitadas están y hay.

Aparte de los salarios de los cargos electos, los ayuntamientos pueden disponer de cargos de confianza en función de su censo (Santiago, Ames y Teo así lo hacen).

Ayuntamientos de hasta cinco mil habitantes como A Baña, Touro, Val do Dubra o Boqueixón tienen potestad de aprobar una remuneración para sus alcaldes de 40.000 euros. Entre cinco y diez mil tales como Arzúa, Melide, Negreira, Santa Comba y Brión tienen potestad de aprobar una remuneración de 45.000 euros. Ames (20.686 hab.) podría elevarlo a 55.000 y Santiago (entre 75.000 y 100.000 hab.) que cobra 51.000 podría ser de 75.000 euros.

Afirmaciones solemnes de Epi y Blas son las palabras que no van seguidas de hechos y que no valen nada. Pero ya se sabe que algún que otro alcalde de la comarca de Santiago -en cuanto a la pela- está huido de su sombra como si brillara tanto el sol, prometiendo trabajar las 24 horas del día por sus vecinos.