El pasado 25 de mayo se presentaba en Vigo el libro "Los pastorcitos de Fátima", de M. Fernando Silva, editorial San Román, traducido al español por don Manuel de Santiago.

Oración, penitencia, conversión y adoración eucarística son las características esenciales del mensaje de Fátima, una "síntesis del Evangelio".

En 1917, en un mundo devastado por los conflictos bélicos, la Virgen María expresa su preocupación maternal, instando a todos, por medio de tres humildes pastorcitos, a la conversión y a la oración por la paz. Un mensaje de gran vigencia en nuestro mundo actual, el cual es repetido incesantemente en las palabras del papa Francisco, cuando habla de "una tercera guerra mundial en pedazos". Fátima se hace eco de la exhortación del Ángel: "¡No temáis! Orad conmigo". En la celebración eucarística y en el rezo del Rosario se difunde sin cesar el mensaje de Fátima.

Las apariciones de Fátima empezaron el 13 de mayo de 1917. Aquel día los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto y su prima Lucía dos Santos habían llevado el rebaño a pastar, como de costumbre, a un lugar llamado Cova da Iria ("hondonada de paz"). De repente vieron aparecer una mujer vestida de blanco con un rosario en la mano. "Vine para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos, el día 13, a esta misma hora. Después os diré quién soy y lo que quiero. Luego volveré una séptima vez". El 13 de octubre la Virgen habló en Fátima: "Quiero decirte que se construya aquí una capilla en ni honor, que soy Nuestra Señora del Rosario, que continúen siempre rezando el Rosario todos los días. La guerra va a acabar y los militares retornarán pronto a su casa". La séptima vez fue en 1921, la víspera de la marcha de Lucía para Oporto, con un mensaje personal para la vidente: "Aquí estoy por séptima vez. Ve, sigue el camino por donde el señor obispo te quiere llevar, esa es la voluntad de Dios". Probablemente, este momento marcará su próxima vocación a la vida consagrada, primero como Dorotea y luego como Carmelita Descalza.

Después de las apariciones, el destino de los niños -provenientes de familias de honda tradición católica-, fue muy diverso. Mientras que los dos hermanos murieron pronto, Lucía falleció a los 97 años.

Gran parte del libro se centra en la vida de sor Lucía, la encargada de difundir el mensaje de la Señora del Cielo. Aparecen numerosas citas de las memorias escritas por la religiosa.

Durante 21 años, sor Lucía vivió en Galicia con el nombre de Hermana Dolores, y es aquí donde las revelaciones privadas que recibió en Fátima se vieron completadas.