"Las víctimas sugieren inocencia. Y la inocencia, por la lógica inexorable que gobierna todos los términos, sugiere culpabilidad". (Susan Sontag, escritora americana, siglos XX y XXI).

El azar las prefiere rubias o a las que se hacen las rubias. A Cristina las circunstancias la arrastraron, por su cargo político, a formar parte de la mesa de contratación de la empresa adjudicataria de los servicios de cafetería de la Asamblea de Madrid. Primera circunstancia.

La mesa de contratación se limita a ratificar la propuesta presentada por un comité de expertos. ¿Quiénes forman dicho comité? Conforme a la Ley de Contratos Públicos, el comité se constituye con un mínimo de tres miembros, expertos que no estén integrados en el órgano proponente de la contratación, o sea la mesa contratante, y con cualificación apropiada. Cristina estaba, también, en el comité técnico, a la que el azar había incorporado como cuarto miembro por la ambigüedad del término cualificación adecuada. Segunda circunstancia.

Primera y segunda circunstancias que indiciaban una vulnerabilidad de la legislación de la contratación del sector público. Como su tocaya Cristina de ello nada sabía, se limitaba a firmar, haciéndose la rubia. Era una víctima inerme del avieso azar.

Se adjudicó la contratación a una empresa del señor Arturo Fernández. Este empresario, investigado en la trama Púnica, fue un entusiasta donador para las campañas del PP madrileño, a través de la Fundescam del PP. Presidía casualmente, el patronato de esta fundación Cristina, como vicepresidenta del PP madrileño. Tercera circunstancia.

Cristina coordinaba las campañas electorales del PP de Madrid, financiada ilegalmente a través de Fundescam, nutrida por empresarios poco filántropos. Cuarta casual circunstancia.

Todas estas circunstancias llevaron a que la UCO viera posibles indicios de comisión de delitos de prevaricación y cohecho en la persona de Cristina. Nada de incriminarle de un enriquecimiento ilícito de la aludida. Ella es pobre. Cobra más de 107.000,00 euros anuales, solamente. Tan pobre que ya ni se publican sus bienes en la web de la Comunidad de Madrid.

Respétese el derecho a la presunción de inocencia, clamó Zoido en el congreso, para no socavar la división de poderes. El alegato confuso del culo y las témporas. Por hacerse la rubia, a Cristina se la juzga fuera de los tribunales. Si alguien ha delinquido, no ha sido ella, han sido sus casuales circunstancias. Sobre estas debieran recaer las actuaciones de la UCO de la Guardia Civil, de la que Cristina fue en sus tiempos valedora pues llegó incluso a dirigir parte del mando como delegada del gobierno en Madrid. La UCO no juzgó, se limitó a informar.

Las circunstancias no son sujetos de ilícito penal, son quienes las crean o las permiten.

Se ha hecho de nuevo la rubia, ya que no desfilará por banquillo de tribunal alguno. El juez instructor dixit antes de irse a puente de plata mejor retribuido y lejos del ruido mediático tendencioso.