Esta mañana, de camino al trabajo, escuchaba la radio, como cada día laboral, disfrutando del buen tiempo y del escaso tráfico. Podría tratarse de un día más, en el que la radio sirve como telón de fondo a sinfín de quehaceres cotidianos antes de llegar al tajo. Pero la plácida conducción se iba diluyendo conforme la noticia llegaba a mis receptores cerebrales. La UDEF, en una investigación brillante, habría descubierto 70 sociedades, en 20 países, donde la familia Pujol tendría a buen recaudo 3.300 millones de euros. A mi mente llegaron frases como la del patriarca de los Pujol, diciendo en el parlamento catalán que "si cae una rama, al final caerá el árbol entero" ante el silencio servil y claudicante de los parlamentarios allí reunidos. También recordé el manido "España nos roba", y la última sentencia de Mariano Rajoy, ante el enésimo caso de corrupción en el Partido Popular, "el que la hace la paga".

Con el estómago hecho un nudo, llegué al instituto; en el móvil tenía un sms de la AEAT, comunicándome que procedían al ingreso de la correspondiente devolución del IRPF, y en el correo oficial, el mensaje de la recepción de la nómina del mes de abril.

Pensé que, a pesar de todo, millones de españoles trabajamos cada día, y lo hacemos en la economía oficial, en la A, donde gastamos nuestro dinero, en los establecimientos del barrio o de ciudades próximas; nuestros ahorros están en bancos nacionales, muy lejos de Panamá o Belice, y nuestros impuestos pagados religiosamente en territorio patrio.

Esta semana me tocó defender ante mis alumnos la intervención del Estado en la economía y puedo afirmar que nunca sentí tanta aversión por la gestión pública ni tanta resolución a trabajar en B entre mi alumnado. El nefasto ejemplo de muchos cargos públicos, y la impotencia que muchas veces muestra la justicia, por lentitud, falta de recursos o presiones políticas, ha generado algo más que desencanto: la posibilidad de que toda una generación reniegue de lo público y del Estado de Bienestar que nos ha proporcionado desarrollo, prosperidad y paz social.