Ahora resulta que, gracias a los ayuntamientos cumplidores con los objetivos de déficit, Montoro salva sus cuentas con Europa.

Al leer la noticia no puedo más que pensar en el día a día de los ayuntamientos y en por qué ese objetivo ha sido posible. Secretarios, interventores y tesoreros desarrollamos una lucha cotidiana que choca con las lógicas ansias de los responsables políticos municipales, deseosos de poner en marcha nuevos proyectos y servicios o mejorar los ya existentes y de los propios sindicatos, siempre tratando de forzar la mejora de las condiciones laborales de sus representados.

A nosotros nos toca ponerles la normativa montoriana delante convirtiéndonos, a veces muy a nuestro pesar, en los odiosos del "no": no se puede incrementar la masa salarial, no se puede contratar más personal, no se puede crear nuevas plazas, no se puede comprar por encima de lo presupuestado no... así hasta el infinito.

Ellos se frustran, patalean, llaman "interruptores" a los interventores, se enfadan, lo convierten a veces en un problema personal, presionan para lograr una interpretación de la norma acorde a sus intereses. Así a diario. Y nosotros a aguantar el tirón porque, en general, somos personas responsables y sabemos que la ley ha de cumplirse. Al fin y al cabo de eso comemos. Pero lo cierto es que a veces nos resulta francamente difícil hacer ese trabajo que tan bien le ha venido a Montoro.