Desafortunadamente el hospital Álvaro Cunqueiro nació con mala "pata" y mala "prensa".

Si bien es cierto que en los primeros meses hubo mucha descoordinación y fallos generalmente en todo, que ya no era poco, también tuvo que soportar las campañas orquestadas para desprestigiarle, organizando protestas y manifestaciones casi a diario. Al Álvaro Cunqueiro no le han dado los 100 días de cortesía para valorarlo, pero ahora que ya pasó más de un año desde su puesta en funcionamiento, todo en general ha ido mejorando hasta convertirse en uno de los mejores centros hospitalarios de España.

Fallos y deficiencias por supuesto que los sigue habiendo, pero también se tiene que reconocer el esfuerzo de todo el personal para mejorarlo y la atención que dispensan a los pacientes, que es muy buena. Desde administrativos, celadores, personal de enfermería y cuadro médico.

Tenemos que ser conscientes de que el personal destinado en el Servicio de Urgencias hace su trabajo con la mayor profesionalidad. Otra cosa es que se necesitarían más efectivos, mejor acondicionadas las instalaciones, respuestas más rápidas a las pruebas solicitadas y otros muchos inconvenientes que ellos son los primeros en lamentar y todos los pacientes en sufrir.

Lo que no se puede es protestar porque en un día, o en varios, que las urgencias están colapsadas con más de trescientos pacientes en espera como pasó hace contadas fechas a consecuencia de los numerosos casos de gripe, tarden dos, tres o más horas en atenderle. Creo que cualquier paciente que se encuentre en esta situación puede estar tranquilo, seguro que un profesional ya sabe que usted está allí y si no le atienden antes es porque a otro paciente le han dado preferencia, porque está peor que usted. Sé que a nadie le gusta esperar y estando mal, menos, pero tampoco podemos olvidar que tenemos la sanidad pública mejor del mundo y envidia de todos los extranjeros que nos visitan.

En los dos últimos meses fui testigo directo de cómo un paciente acudía al Cunqueiro quince veces, de las cuales tres en ambulancia directamente a urgencias. En dos de ellas, después del protocolo de entrada, lo pasaron en pocos minutos a los boxes de atención y en la tercera, por ir en una ambulancia medicalizada, lo llevaron directamente a una sala individual y a los cinco minutos de entrar ya le habían puesto dos vías y realizado una extracción de sangre para la analítica. A los quince minutos ya le habían hecho dos electros y lo habían llevado a RX para una placa. Y a la media hora o poco más, estaban haciéndole un TAC con contraste, pruebas que había solicitado el médico que lo atendió a su llegada. Una vez que recibió los resultados, pongamos unas tres horas aproximadamente, lo pasaron a otra planta (cardiología-arritmias) y la atención que le prestaron fue también rápida y el trato recibido, inmejorable.

A pesar de todo, repito, hay fallos y muchos. Es lamentable que celadores tengan que recorrer cientos de metros empujando una cama desde los boxes de urgencias a la sala de RX, que el personal es escaso y otras muchas deficiencias y carencias, pero con la salud no se juega. Confiemos en que todo irá mejorando y mucho más mejoraría si a quien corresponde el subsanarlas le dedicara más tiempo a este cometido, y no tanto a los medios de comunicación proclamando a viento y marea qué guapos y buenos somos y qué bien hacemos las cosas. La humildad no es su carta de presentación.

Quiero apuntar que ningún lector se crea que hablo así del Álvaro Cunqueiro porque cuando llego me ponen la alfombra roja. Nada más lejos de la realidad, cojo también mis "cabreos", no me contestan a reclamaciones que hago por escrito y si lo hacen es a los cuatro o cinco meses y otros muchos problemas, pero confiemos que aún seguirá mejorando.

Otros no menos importantes temas objeto de comentario son el parking (que también se las trae) y las listas de espera, que si me lo permiten, trataré en próximas cartas.